lunes, 29 de noviembre de 2010

Errores


Enero 2008

Mostrando la evolución de este árbol veo más claro lo errores que he cometido y que tienen como resultado que voy a llegar al destino un poco más tarde. Si lo pienso bien, es hasta algo necesario cometer estos errores, y en cuanto a llegar al diseño definitivo lo antes posible es algo relativo. De hecho, ¿no es esto lo que me llama más la atención de este arte?, me refiero a que se disfruta haciendo el camino y no llegando a la meta. ¿Hay meta a la que llegar, o a medida que te vas acercando te das cuenta de que te alejas cada vez más?


Pero digo que veo necesario cometer errores porque me he dado cuenta de que puedo leer mil veces algo sin entenderlo tan bien como cuando lo ves cuando cometes un error. Vamos, que es la mejor manera de aprender.

    
Enero 2009

En cuanto a 'la víctima', no sé que demonios me llevó a pensar que debía dejar crecer algunas ramas (sobre todo en el ápice). El resultado, si os fijais, es que la zona del ápice tiene ramas que ahora tengo que eliminar dado que no he conseguido una ramificación fina como corresponde a esta parte del arbol. Además, al haberlas dejado engordar tanto, he dirigido la fuerza del arbol a esta zona y no he conseguido que emita muchos más brotes. La solución es buscar en estas ramas (la de la derecha posterior y la de la izquierda anterior al ápice) algun brote cercano a la base que me permita desarrollar las ramas que hacen falta para rellenar todo ese espacio vacio tan feo. El secreto está en el pinzado y el alambrado en verde, que no lo tengo todavía muy controlado, de manera que se consiga la conicidad correspondiente.
Tengo que ser justo y decir que el martes pasado, tras llevarlo al taller, Escohotado le dio ese toquecito de la rama principal que diseña el arbol. También me habló del segundo ápice, el del árbol secundario. Hasta ahora yo no lo había considerado, así que me ha abierto una nueva perspectiva que ahora me hace ver el arbol de diferente manera y tener más claras las cosas. Alambré las ramas que me dijo y después él mismo las posicionó y colocó ese apice secundario que acompaña el movimiento del ápice principal, algo que también me llamo bastante la atención. En fin, que el martes pasado aprendí bastante en el poco tiempo que estuve. Además, también me dio unos tironcitos de oreja en cuanto al alambrado.
La cosa es que esto de los arbolitos cada día me gusta más, y aunque se que hay gente que ni siquiera mira los árboles por la calle, lo recomiendo como alternativa a Tele5.

Noviembre 2010

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Prejuicio

A la hora de aprender seriamente el arte del bonsai encuentro yo una dificultad que convierte este proceso en una eternidad. No me refiero al tiempo como herramienta ineludible para el desarrollo del árbol, sino al tiempo que tardas en dominar ciertas técnicas como el alambrado, el transplante, la poda...
Es decir, si tienes árboles de calidad en cantidad, tu aprendizaje evolucionará de manera más rápida, obviamente. El caso es que, como supongo que os pasa a algunos de vosotros, desearía tener más tareas a realizar para aprender de más seguido, pero tengo los árboles que tengo y el dinero que tengo.
Todo esto viene a que pueden estar en lo cierto quienes dicen que no se debe perder el tiempo en "árboles" que no merecen la pena, en simples tocones, en esquejes de dos años, en semillas. Sin embargo yo no entiendo muy bien esto, porque si bien es verdad que gastas energía en algo que a duras penas llegará a algo, esa energía que gastas está bien canalizada. Se aprenderá poco con esto, pero se aprenderá, ¿no?
Sin duda este tipo de opiniones con las que como digo no estoy muy de acuerdo tienen, al menos en mi caso, un peligro añadido, y es que generan un prejuicio que a mi modo de ver tiene poca relación con lo que yo entiendo como arte.
Con un añito de curso ya sabes ir a exposiciones y críticar los árboles que tú nunca llegarás a tener: "a ese árbol le cambiaba yo el frente", o "la rama esa la bajaba yo más, y esa otra la quitaba, total, no tiene conicidad ninguna". Vamos, que acudimos a las exposiciones predispuestos a la crítica, más que al deleite. Es esta una característica más propia de los españoles, creo yo.
Asi que decidido a luchar contra esto, me hago el proposito de vaciarme de prejuicios y lecciones mal aprendidas y me dispongo basicamente a disfrutar más.
¿Que las crasas no se pueden considerar bonsais?, pues muy bien, pero yo continuo; ¿que no vale la pena ese esqueje de arce?, pues nada, yo continuo. El caso es sacar algo de provecho de cualquier cosa mientras que no tengas 8 juniperos excelentes para trabajar.
Cuando empecé mi andadura, mi amigo Miguel me regaló un olmo que tenía un par de años y que había obtenido desde semilla. Había recolectado el mismo varias semillas de la calle, de esas que estamos hartos de ver y que incluso nos molestan. No valen dinero, se pueden recoger sin problemas del suelo.
El árbol estaba orientado hacia un estilo escoba en un principio, pero después de un año no me convenció este diseño  por la falta de conicidad del tronco y por la situación de las raices y quise empezarlo desde cero. Corté en la primera curva que imaginaba que había y que acompañaba en movimiento al nebari, y esperé que algún brote marcara el camino futuro.


Y asi hasta lo que es ahora, una vez alambrado y ya sin hojas. ¿Que no tiene ningún valor como bonsai?, ¿que no tiene futuro?, pues vale pero ¿y lo bien que me lo paso?