domingo, 28 de febrero de 2016

No wind

La verdad es que no me puedo quejar. Llevo dos semanas aquí y he hecho muchos trabajos ya. Y en árboles de calidad. Los más arriesgados, los que suponían tomar más decisiones por mi parte, he notado que Oyakata me los reservaba para hacerlos en árboles o de menos calidad o en árboles destinados a la práctica, que también los hay. He trasplantado juniperos, pinos, arces, pseudocydonias, manzanos, un caduco que Oyakata lo llamó árbol de los monos pero que a día de hoy no se no lo que es, ... He alambrado un montón, casi todo en cobre porque los caducos que he tocado apenas había que alambrarlos, he podado también mucho, y lo mejor de todo es que también he diseñado. En esto último cada día tengo las ideas más claras. Voy cogiendo el ritmo.
Lo que más he tocado son pinos, blancos y negros. Aquí en Japón lo que más se lleva son los pinos y los juniperos. Me decía Oyakata que más del ochenta por ciento de los árboles expuestos en la kokufu este año eran coníferas. Así que imaginaos aquí lo que mas se valora. Hemos hecho alfombras de aciculas, limpiando y aclarando. Y he tenido la oportunidad de hacer lo que aquí llaman tenaoshi, que consiste en rehacer el árbol, reordenarlo y volverlo a dejar bonito. En muchos casos, cuando el alambre no está clavado, se reordenan las nubes, se dividen los volúmenes cuando el árbol lo pide, utilizando el mismo alambre. En los casos en los que está clavado, y os aseguro que aquí el alambre se clava hasta el infierno, se quita el alambre con extremo cuidado, y se vuelve a alambrar para luego ordenar la rama.
Lo cierto es que venimos, al menos yo, con muchas ideas preconcebidas de las que poco a poco hay que deshacerse. Oyakata me pidió que podara un arce de dos troncos y que en los casos en los que fuera necesario, pusiera unos alambritos. De estos dos troncos, el más joven tenia una dirección muy marcada hacia la derecha. El más alto sin movimiento casi. Yo le dije que si no había que compensar la longitud de las ramas del árbol principal para acompañar el movimiento hacia la derecha del árbol más bajito. Why! me dijo, no wind, no direction! Y alzó los dos brazos extendiéndolos a la misma altura. Everywhere! añadió.
Quizás en las coníferas tiene sentido. Son árboles más 'torturados' por las inclemencias del tiempo. Además al conservar las hojas, el verde, el peso que tienen que soportar en invierno al nevar, marca mucho la dirección de la rama. En los caducos esto no pasa porque primero suelen estar en zonas menos altas, y segundo, al perder la hoja en invierno soportan menos el peso de la nieve. Vamos, digo yo...

viernes, 26 de febrero de 2016

¿Futuro?

Por lo visto aquí el bonsai tiene los días contados. Solo son personas mayores las que tienen interés en esto. Me dicen que en la kokufu solo había ancianos y extranjeros. Es decir, somos el futuro del bonsai simple y llanamente porque s los jóvenes japoneses esto no les interesa lo mas mínimo. No soy el único que opina que el problema es que aquí se ha mirado más por el dinero que por otra cosa. Es una lastima. Porque al fin y al cabo estamos hablando de arte.
El otro día, hablando con Oyakata de profesionales españoles, me dijo que el problema de German Gomez es que tiene buen corazón (literalmente), y que eso con los negocios no es compatible.
Odio esa firma de ver las cosas. Probablemente porque yo he sido un empleado toda la vida, supongo.  Pero soy de la opinión que esa es precisamente la causa del declive del bonsai en Japon. Tomemos nota.

lunes, 22 de febrero de 2016

Saitama

Ayer fuimos a Saitama a entregar varios lotes de árboles que serán exportados a Europa. Uno de ellos creo que iba para Bonsai Pavia, en España. La furgoneta iba hasta arriba de árboles. Delante íbamos Oyakata conduciendo, Javier el argentino y un servidor.
Lo bueno de este pequeño viaje de algo más de dos horas, es que tienes la oportunidad de ver otros viveros, que Oyakata recorrerá buscando algo que comprar.
Lo malo es que te toca descargar la furgoneta.
Alex, el checo, que ya ha ido varias veces con Oyakata nos aconsejó que tuviéramos cuidado porque suele dormirse al volante. Oh fuck! digo yo, y Alex dice yes, yes, riéndose. Javier me pregunta '¿manejas, vos?' Nunca lo he hecho por la izquierda, pero me arriesgo antes de que este hombre se me duerma al volante. Alex dice que imposible sin carnet japonés.
No sé si alguna vez habéis tratado de averiguar si un japonés se está durmiendo, pero os puedo asegurar que si no se le cae la cabeza es bastante complicado. Quedamos Javier y yo en darle palique en el viaje, pero él fue el primero en dormirse así que fue divertido.
Oyakata tiene un librito azul pequeñito en el están todas las direcciones y teléfonos de todos los viveros de bonsai. Los mete en el navegador de la furgoneta y vamos buscando. Solo hemos visitado tres, todos muy descuidados, viejos, nada que ver con Taishoen.
En uno de ellos el dueño me pregunta que si soy de España. Me dice que tiene sabinas españolas y me las enseña. Por lo visto Germán Gómez compra en este vivero, y otros profesionales españoles también, como Laos Garden.
En otro la gran mayoría de los árboles son azaleas satsuki. Oyakata dice que las azaleas no son populares en Japón porque como mucho duran 60 años, y la compara con la vida de un hombre, 100 años, dice. Además tampoco le gustan porque hay que tratarlas mucho contra enfermedades, los trasplantes son muy complicados por el tipo de raíz que tienen y dice que solo están bonitas cuando tienen flor. Le pregunto por los olivos y me dice que lo mismo, no popular in Japan. Dice que lo que si que quiere son sabinas españolas. Nos ha jodido, digo yo, como no me entiende...
El caso es que después de recorrer el último vivero, nos vamos con la furgoneta llena de akadama pero ni un solo árbol.
El camino de vuelta fue un pelin más emocionante y no hubo problema con que se durmiera. Aunque Javier le aviso de que debía hechar gasolina, Oyakata insistió en que llegábamos con la que había. En él tramo final recorrimos unos treinta kilómetros con la luz de reserva encendida. Yo me veía en mitad de la autopista, a las faldas del monte Fuji, buscando a pie una gasolinera. Oyakata decía que le latía el corazón muy rápido, y se reía, el muy cabronazo. En un momento dado señaló un pequeño monte, 'look, yamadori'. Javier y yo llorábamos de la risa, en un momento así y se fija en los yamadori.
Finalmente encontramos una y pudimos repostar. 'I have a God in my heart' nos dijo.
Madre mía que experiencia. Sal de tu zona de confort, decían, no tengas miedo, te irá bien, decían,...

domingo, 21 de febrero de 2016

Corta si dudas.

Asanuma san es un empleado del vivero. Se dedica principalmente a los árboles más diminutos, mames y minis, es decir, menos de 20 centímetros. Hace verdaderas maravillas. Se pasa todo el día en su taller con un fondo bajísimo de música clásica o jazz. Vamos la típica estampa del artesano japonés que lo único que le falta es ser un anciano. Se vende muy bien por lo visto este tipo de árboles aquí en Japón, sobre todo por internet. No sé qué edad tendrá, pero supongo que no más de 40.
El otro día estuvimos charlando un poco con el. Le preguntamos que a qué edad abrió Oyakata el vivero. Nos comentó que lo abrió a los treintaitantos años, y que antes de eso había abierto un restaurante en Shangai que no le fue bien, y un pequeño casino también. Y que además era muy aficionado al baile de salón , y que llegó a viajar por el mundo debido a esto.
Al rato, cuando todos ya nos habíamos reído bastante de este capítulo un tanto surrealista del maestro, se acercó y nos dijo que nos iba a aconsejar algo. En realidad fueron tres cosas las que nos dijo, para que nos fuera mejor a todos esta aventura.

1. Ama el bonsai.
2. Trabaja sin parar. Si paras, malo. Dedícale un tiempo todos los días.
3. Mira fotos de buenos árboles en buenos libros para inspirarte.

No hay que contentarse con observar cómo otros lo hacen. Tienes que meter mano tú mismo. Nos dio un ejemplo que se me ha metido en el torrente sanguíneo. Cuando tienes duda entre cortar una rama o no cortarla,  la mejor solución es siempre cortar. Si no lo haces el problema seguirá ahí, si lo haces tendrás que ponerte manos a la obra para intentar solucionar ese espacio vacío. Eso te hará evolucionar. De eso se trata, de ser valiente y convivir con el posible error. Esto último es de mi propia cosecha. Pero lo que no hay que hacer es pararse y esperar a que venga otro a decidir por ti.

Obviamente es una metáfora. No hay que empezar ahora a cortar ramas sin ton ni son. No sé si me entendéis.

viernes, 19 de febrero de 2016

Look for pot and show me

Hoy es el primer día que duermo del tirón. Menos mal porque al final del día acabas destrozado. Como es época de trasplantes, no se para. Ya he perdido la cuenta de los que he trasplantado. Antes de ayer, cuando estaba preparando la maceta para un arce shohin espectacular, poniéndole las rejillas a los agujeros de drenaje, el Oyakata me dijo 'small' señalando a una de las rejillas. Después me miró fijamente: 'you are kind'. Le di las gracias pensando que se trataba de un cumplido, pero añadió: 'and shy; be more agressive! Lo mismo le dice lo mismo a todo el que se queda corto con la rejilla pero el caso es que lo ha clavado.
De todos los trabajos que he hecho aquí, el que hice ayer fue sin duda el más gratificante. Cuando empezamos a trabajar después de limpiar, siempre hacemos lo mismo, seguimos al Oyakata mienttras recorre los estantes mirando los árboles lentamente con todos nosotros detrás. Cuando encuentra algo interesante te lo da y te dice lo que tienes que hace. En mi caso me dio un tanuki de itoawa un tanto feo y me dijo que le hiciera todo, que lo diseñará libremente. Por fin había llegado el momento. Respiré hondo y me lo llevé al taller de trabajo. Cuando lo acabé, a falta de una rama trasera que tenía que alambrar, se sentó en mi puesto a observarlo. Primero le echó un vistazo general, luego empezó a mirar las conexiones de los alambres. Y al final me soltó 'good job' y me hizo una puntualizacion sobre una parte en la que había puesto alambre de más. 'Now look for pot and show me'. Y ahí me ves a mí con el pecho hinchado recorriéndome el vivero para encontrar un maceta correcta para mi primer árbol cien por cien hecho por mí. Escogí una maceta sobria de cascada sin esmaltar y con los bordes muy suaves, sin ángulos muy marcados. Cuando me vio llegar alzó la cabeza apretando los dientes: 'bigger!'. Bigger? pregunté yo. Y otra vez a recorrer el vivero buscando otra maceta. Cuando la tengo se la enseño en la distancia y me vuelve a gritar lo mismo. Yo no entiendo nada, a no ser que quiera una maceta grande para favorecer el crecimiento, lo cual tiene poco sentido. El mismo sale y coge una más pequeña que la primera que le enseñe. 'This one! Now repot! Él jodio se refería a una más pequeña, así que me armo de valor y le corrijo el inglés: then, you  meant TOO BIG, NOT BIGGER. 'Too big' repite él. Así me gusta pequeño saltamontes, pienso yo pero no lo digo. Por lo menos ha escogido una igual en estilo que la que escogí yo. Así que estoy contento.

miércoles, 17 de febrero de 2016

Godiva. O mis dos primeros días en Taishoen

Pues son la una y media aquí. Y no puedo dormir. Todavía no me he recuperado del viaje, supongo. Así que voy a intentar resumir estos dos intensos días que llevo en este lugar. Algo tengo que hacer.
El primer día fue sin duda el más duro. Esto no es una escuela, no es un hotel, no es un lugar de contemplación como imaginan los occidentales que es. Al menos para los que vienen aquí para aprender. O al menos de momento para mí. Solo ayer pude dar un paseo de diez minutos para ver los árboles, y eso porque llegue sobre las siete y veinte de la mañana, y solo estaba Taiga, el hijo de Oyakata, y Manuel, su aprendiz, trabajando ya. Manuel me dijo que ya que era tan pronto que me diera una vuelta antes de empezar a limpiar. 
Nada más llegar el primer día por la mañana Oyakata me hizo sentarme junto  a él y me dijo que lo primero que hacen al entrar los estudiantes es limpiar. Me pareció que me estaba probando, pero como ya iba advertido a este respecto pues le dije que para mí no era problema. Me dio una escoba estropeada con un palo de treinta centímetros y me asignó una zona para barrer. Todavía no sé porqué demonios no usan un palo más largo. Pero todas las escobas que tienen aquí son iguales. Este tan corto te obliga a barrer agachado todo el tiempo. Prefiero no saber el significado de esto, aunque lo sospecho. Lo más difícil es que está todo tan limpio que no sabes si barres o haces que barres. Solo encuentras algunas piedritas de vez en cuando que no hay que barrer sino devolverlas a los lados de los senderos, que están cubiertos de graba.
También me encargó rastrillar una zona de graba que está pegada al workshop donde trabajamos. This no good, me dice señalando unos montículos en la graba. 
Oyakata rondará los setenta años. Por las mañanas veo que se mueve con dificultad, pero se agacha a cribar la tierra de los trasplantes para separarla de las raíces y los pedazos de alambre. El primer obstáculo que tienes que superar aquí es conocer su carácter. No habla inglés, solo conoce un número importante de palabras en ingles, que usa para comunicarse con los estudiantes, mezcladas con el japonés. Así que entenderle de primeras es complicado, pero el problema es que si no le entiendes se pilla unos cabreos importantes. El primer día, después de trasplantar un arce, me disponía a dejarlo en su sito en la estantería. Él estaba en frente mirándome. Lo deje donde yo considere, pero me grito 'next to it!', así que lo centre un poco más para que quedara en la misma línea que los demás árboles. Pero me volvió a gritar 'next!' Y yo volví a moverlo un poco ya a lo tonto porque no sabía muy bien qué hacer. Noté como se iba enfadando, volvió a gritar 'NEXT!' Por fin entendí que se refería al próximo árbol que quería que trasplantara. 
Todos los compañeros que están aquí, dos argentinos, un chileno, y un checo, pasan diariamente por lo mismo. El maestro pide una herramienta y tiende la mano, como si fuera un cirujano. Tú tienes que apresurarte en darle la herramienta correcta aunque no sepas a cuál se refiere para que no te pegue un bufido. Javier, el chico argentino, es el que lleva más tiempo, y nos traduce a todos. 
Hoy ha pedido un lighter y ninguno le hemos entendido al principio. Para una vez que lo dice bien en inglés... Quería un mechero para pasarlo por cada una de las herramientas que habíamos utilizado trabajando unos Pinos enormes. Uno de ellos estaba enfermo, así que de esa manera evitamos contagiar a otro árbol.
Juan, mi profesor en España me aconsejó que si le llevaba un detalle, le llevará chocolates. Hasta ayer no vi oportunidad de entregárselos. Es curioso porque es diabético, pero le cambio la cara al jodio. Por las tardes nos suele traer algún dulce, alguno con un sabor digamos que extraño, pero desde que estoy aquí me lo como todo. Cuando se estaba comiendo los bombones que le traje, nos dijo que los estudiantes que van a taishoen deberían de llevarle chocolates godiva. Es la primera vez que le veo reír. El caso es que yo y Javier fuimos los únicos que entendimos el chiste. Los demás pensaban que era una palabra en japonés, Godiva. Por cierto, los que yo le traje no eran godiva.
Gracias Juan. Creo que este chiste para mí ha supuesto un antes y un después.